Una interpretación contemporánea de la icónica obra de Leonardo da Vinci, pero con un giro actualizado y personal.
El artista, combinando óleo y resinas alquídicas sobre lienzo, crea una textura rica y compleja, donde predominan los intrincados elementos metálicos que le caracterizan.
Estudiadas gamas de tonos tierra y sepia, se combinan con otras complejas de azules y rojos en un fondo abstracto que contrasta con la figura central. La mirada enigmática de la figura es capturada con gran detalle, destacando el uso de fusiones matéricas para fijar los contrastes y suavizar los contornos.